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Editorial de PALESTINA HOY 31 de octubre 2014 Por: Abdo Tounsi - TunSol
Suecia rompe el hielo
Las noticias: “Suecia impulsa el debate europeo al reconocer a Palestina como Estado / El país nórdico es el primero de la UE que inicia relaciones diplomáticas con los palestinos”
El Gobierno de centroizquierda sueco reconoció hoy a Palestina como Estado independiente, una decisión esperada y que Estocolmo considera un acto de "responsabilidad" para impulsar el proceso de paz en Oriente Medio.
Lejos del calor del Mediterráneo y en su efecto en la sangre de sus habitantes, los nórdicos desde hace décadas han mirado con cierta frialdad objetiva a la causa palestina, no en vano ellos son los impulsores de conversaciones secretas entre israelíes y palestinos en muchas ocasiones y en cuestión de presos y entrega de cadáveres. Con una visión global de la causa palestina, se desarrolló en estos países una idea de que solo el reconocimiento mutuo entre palestinos e israelíes, de la realidad de cada uno, es posible acercar posiciones. En la temática palestina juegan un papel lejos de intereses políticos o imperiales, como los que remueve el eje anglosajón, con un motor intelectual de una nutrida clase sociopolítica, que en ocasiones jugó como delantera en el campo de la democratización de Europa.
Hoy, fieles a su trayectoria en Europa y después de estar esperando muchos años a que la Unión Europea dé el paso adecuado hacia lo que viene llamándose “el conflicto árabe-israelí”, con el reconocimiento del Estado palestino, Suecia rompe el hielo al que el eje anglosajón lleva sometiendo al movimiento natural, que debería tomar en la dirección del reconocimiento del derecho del pueblo palestino en establecer su propio Estado, en lo que le queda de Palestina histórica, antes de que la maquinaria de la ocupación y usurpación sionista (que está trabajando a marchas forzadas) termine de tragar todo el territorio.
En unas valientes declaraciones a un canal árabe la ministra de AAEE sueca, en respuesta a EEUU que califica la medida de reconocer al Estado palestino de prematura, dice: "Después de más de 20 años de conversaciones sin resultado alguno, reconocer al Estado palestino no es precipitado, todo lo contrario, es tarde". Estas y otras declaraciones en este sentido, apuntan en la dirección que muchos parlamentos europeos ya están tomando, puesto que la espera está siendo angustiosa y peligrosa para la cuenca del mediterráneo. Tanto que la espera para que se llegue a un acuerdo en las mal llamadas “conversaciones de paz”, en sí misma está creando un caldo de cultivo para los extremistas sionistas, que están acudiendo en grupos bien entrenados para la ocupación y la usurpación de tierras ocupadas palestinas, territorios que tienen desde los acuerdos de Oslo el estatus autónomo para posteriormente formar parte del Estado independiente palestino.
El reconocimiento del Estado palestino es un acto de valentía ante la presión que ejerce el eje anglosajón impulsado por la turbina sionista con un continuado atropello de los DDHH. La farsa de las conversaciones de paz ha dado mucho juego para el Estado sionista, para crear un statu quo a favor de su objetivo, en la aniquilación y expulsión de los palestinos de toda Palestina. La última medida que confirma la marcha de este endiablado objetivo, es la construcción de un gueto para los palestinos (árabes-israelíes) del 1948, dentro de los territorios ocupados 1967, una medida de limpieza étnica que las ONGs israelíes están denunciando. Todo esto junto al desplazamiento forzoso de más de 50000 beduinos de sus tierras en el Néguev, creándoles guetos como campos de concentración, para su posterior asfixia y expulsión.
Los Estados europeos y la UE tienen el deber moral de reconocer al Estado palestino por muchas razones, pero Suecia ha dado una de peso que es la de impulsar la paz, reconociendo el derecho del pueblo palestino, es decir; PARA QUE HAYA PAZ DEBE HABER JUSTICIA. He aquí la clave o mejor dicho la llave para llegar a una paz duradera y viable, que se resume en una palabra con gran sentido para la humanidad, lejos de cualquier consideración egoísta que mancha la reputación de países que firmaron el tratado de Roma, la carta de los DDHH y la carta magna de ONU… La palabra se escribe con mayúscula: JUSTICIA, sin su aplicación nunca se alcanzará la paz.
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