En el año 714 las tropas musulmanas de Musa ben Nusayr y Tarik ben Aziz se hicieron con el control de Caesaragusta (la actual Zaragoza) sin encontrar demasiada resistencia. Desde ese momento, la ciudad pasó a llamarse Sarasota o Medina Albaida, “la ciudad blanca”. Comenzaba así, bajo dominio musulmán, un nuevo periodo de esplendor político y cultural para la ciudad, que pasó a ser capital de la Marca Superior de Al-Andalus y, más tarde, capital de uno de los reinos de taifas más importantes.
Uno de los más bellos ejemplos de arquitectura que permanece de aquella época es el palacio de la Aljafería, hoy integrado en pleno casco urbano de la ciudad. La parte más antigua del monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad, data del siglo IX. A esta época pertenece la llamada Torre del Trovador, un recinto de planta rectangular que inspiró la famosa ópera de Verdi Il Trovatore y que ha sido igualmente centro de curiosas leyendas. Hasta la época de la llegada de las tropas napoleónicas, según cuenta la tradición, fueron muchos los que decían haber visto en la torre a una misteriosa y bella dama vestida de blanco, supuesto fantasma de una doncella que solía aparecerse para anunciar la muerte de algún desventurado.
Ventanas con celosías de estilo mudéjar | © Javier García Blanco.
Arcos en el Salón Dorado, con la puerta del oratorio al fondo | © Javier García Blanco.
Pero además de la Torre del Trovador y su bello fantasma, la Aljafería cuenta con otra parte, mucho más importante, y cuya construcción se remonta al siglo XI. Esta parte del edificio, el palacio islámico, fue encargada por Abu Jafar Ahmad ibn Al-Muqtadir, e incluye la muralla y sus torres semicirculares, así como el hermoso y ornamentado mihrab u oratorio, rematado por un arco de herradura, y que encontramos en el interior.
Arco sobre la puerta de entrada al oratorio | © Javier García Blanco.
Interior del oratorio, con el nicho del mihrab | © Javier García Blanco.
Con el devenir histórico, el edificio fue sufriendo diversos añadidos y variaciones, por lo que el estilo árabe inicial fue dando paso a una amplia variedad de estilos artísticos. Tras la reconquista de la ciudad se añadió, por ejemplo, el hermoso palacio mudéjar de Pedro IV. Más importante aún fue la reforma realizada en el siglo XV por los Reyes Católicos, quienes utilizaron sus dependencias como palacio real. Otras hermosas estancias que descubriremos durante la visita son los patios de San Martín y Santa Isabel, así como el llamado Salón Dorado.
Escalinata de época de los Reyes Católicos | © Javier García Blanco.
Techumbre del Salón del Trono | © Javier García Blanco / Istockphoto
La Aljafería desempeñó también otras funciones, como custodiar durante algún tiempo el Santo Cáliz que se conserva hoy en la catedral de Valencia –y que, supuestamente, utilizó Jesucristo en la última cena–, albergar las cárceles del Tribunal de la Inquisición desde 1485 o, ya siglos después, servir de acuartelamiento militar. En la actualidad, parte de sus instalaciones acogen las Cortes aragonesas, mientras el resto del edificio está abierto a las visitas turísticas. Una auténtica joya histórica y arquitectónica que no puedes dejar de visitar si viajas a la capital del Ebro.
Fuente: http://www.planetasapiens.com/?s=Javier+Garc%C3%ADa+Blanco&.x=9&.y=5
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