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Editorial de PALESTINA HOY 25 de noviembre de 2012 Por: Abdo Tounsi - TunSol
Poema de Gaza
Hoy me paré leyendo unos blogs. Y me encontré con éste de Alena Collar y me atrajo su poema de Gaza que entre sus palabras solo he encontrado verdades como la sangre derramada de los niños, las mujeres, los ancianos y las familias que el sionismo y propaganda quieren hacer al mundo olvidar o justificar con su mentira del derecho a la defensa. Desde el nacimiento de ese Estado infame estos asesinos de niños toman la palabra defensa como cortina de humo para ocultar su verdadera acción contra los inocentes y tuvieron la desfachatez de llamar a su “ejército” Ejército de defensa.
Este poema les recuerda a los sionistas que nosotros no olvidamos.
Poema de Gaza
Por: Alena Collar
Innombrable la muerte sin rostro sobre los rostros.
Ajeno, enemigo, número, objeto, sucio, miseria,
Cosa, estorbo, la muerte abate nadas que fueron seres humanos.
Salvo para ellos, los indestructibles portadores del Mal.
Olvidaron pronto Dachau, olvidaron Auschwitz, olvidaron,
La humillación, el gas, los niños muertos, las alambradas,
Olvidaron la quemadura del hambre, olvidaron su número,
Olvidaron que otros los quemaron vivos, experimentaron con ellos;
Lo olvidaron todo en nombre de la Patria, en nombre de la Fé,
En nombre del Mal, y son como ellos.
He aquí a los nuevos nazis, las nuevas alambradas,
La muerte que camina sobre los mercados, abre vientres de niños,
Destroza vaginas de mujeres heridas como del rayo y por el rayo heridas,
He aquí a Goering, Hitler, el carnicero de Treblinka, he aquí al asesino.
Nuevamente, olvidando que él tuvo la misma muerte que ahora reparte.
He aquí a quienes clamaban a los dioses Justos por el Honor sobre la tierra,
He aquí a quienes lloraban la Patria perdida y la dignidad arrastrada, despojos.
Ya del horror y el genocidio; miradlos, los asesinos con el uniforme, he aquí:
Son judíos, y están orgullosamente rescatando bajo las bombas que lanzan
A cada una de las cicatrices que les quemaron en los brazos a sus madres:
Para repetirlas, repetirlas, como si Caín debiera repetir mil y una veces
Como si una y otra vez cayera la maldición de la tierra sobre la tierra:
Mirad, miradlos, olvidaron pronto los nombres, olvidaron el dolor,
Para así descreer de dignidades, matar a los dioses e instalar nuevamente
El Ghetto, el Ghetto que ahora es vergüenza y maldición sobre su frente:
Allí: en Palestina.
Y se cubre todo el muro que levantaron ellos de una misma palabra:
Blasfemos.
Se avergüenza la historia de los herederos.
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